Desde mi punto de vista considero que es incorrecta la utilización del término por parte del Ex-secretario, al mencionar “Es importante el desempeño del maestro en la asignatura, no solo por el contenido si no por el método que se requiere para ser correctamente impartida”.
Infiero que utilizó la palabra en su sentido amplio: “camino para llegar al fin”, generando confusión, pues en sentido estricto, el método en el proceso de enseñanza puede referirse a varios elementos, como son: “la forma de razonamiento (deductivo, inductivo, analógico), en cuanto a la coordinación de la materia (lógico y psicológico), a la concretización de la enseñanza (simbólico verbalísimo, intuitivo) o en cuanto a la sistematización de la materia” etc. (Enrique Martínez-Salanova Sánchez,)
Sin embargo considero que por el contexto utilizado, se refería a que en la impartición de la formación cívica y ética se debe utilizar el proceso de enseñanza, con un enfoque dialógico y basados en la reflexión y critica en lugar de la memorización tradicional, impulsando el aprendizaje vivencial de la vida cotidiana, el esfuerzo colegiado, la cooperación, el diálogo entre actores, basados en la utilización de dinámicas grupales, técnicas pedagógicas y estrategias democráticas que generen verdaderos procesos, no solo de enseñanza, si no de aprendizaje.
“El profesor de formación cívica y ética debe utilizar el proceso ontológico de enseñanza donde el sujeto se pregunta a si mismo quién soy, y se responde formador de sujetos y por lo tanto de conciencias, con un proyecto académico que impulsa la formación de otros sujetos a través del diálogo. Debe tener la habilidad práctica de integrar los elementos que aparecen sueltos a los ojos de otros especialistas, abrir el ojo del observador para la comprensión de los fenómenos educativos, democráticos, éticos y de orientación” (Ana Luz Flores Pacheco, 2006).